A veces nos masturbábamos, juntas, viéndonos al espejo, y otras recostadas en el pasto del jardín. En la biblioteca me gustaba rozar sus senos con los libros, me excitaba no poder acariciarlos con las manos. Mientras las monjas nos mandaban a asear nuestras habitaciones me gustaba cantar una canción de Edith Piaf; repetíamos una y otra vez la tonadilla de “Non, je ne regrette rien”, creo que era para recordarnos que nunca nos debíamos arrepentir de esos momentos. Aunque si alguien supiera de nuestros encuentros sexuales, nos tacharía de lo peor. “Mujeres pérfidas y desviadas“, nos gritarían por la calle. Ayer, después de sesenta y siete años de vivir juntas, le di el último adiós a mi hermana gemela. La “Magda“, como la conocían todos, se fue en un suspiro. Me dejo vacía y sola, extrañando sus jugueteos.
Gabriela Santamaría Santiago
Gabriela Santamaría Santiago (México). Licenciada en Educación egresada de la Escuela Normal Superior de México. Profesora de Educación Básica en la SEP. Siempre interesada en la promoción de la lectura y en los movimientos contraculturales de los jóvenes, en la música y en el aprendizaje de los niños y adolescentes. Actualmente se desarrolla como profesora de lengua y literatura. Algunos de sus cuentos y reseñas aparecen en la revista “Horizontum” y en la revista “La sirena varada”. Colaboró también en la revista “Literae” y “Letra en Movimiento”. Recientemente en la revista “Los Heraldos Negros” y en el blog “Pálido punto de luz” (educación). Participó con uno de sus cuentos en la antología erótica “La fiereza de lo amado” 2018. Editora de la Revista Literaria Anestesia. |