A veces nos masturbábamos juntas viéndonos al espejo y otras recostadas en el pasto del jardín. En la biblioteca me gustaba rozar sus senos con los libros, me excitaba no poder acariciarlos con mis manos. Mientras las monjas nos mandaban a asear nuestras habitaciones me gustaba cantar una canción de Edith Piaf repetíamos una y otra vez la tonadilla de” Non, je ne regrette rien”creo que era para recordarnos que nunca debíamos de arrepentirnos de esos momentos. Aunque si alguien supiera de nuestros encuentros sexuales nos tacharía de lo peor. Mujeres pérfidas y desviadas nos gritarían por la calle. Carmen y yo fuimos a un colegio de monjas toda nuestra vida, nos conocimos casi desde niñas y nuestros padres fueron amigos. Ellos se frecuentaban no sólo por amistad si no por negocios que habían hecho juntos.  Fue   en   la   secundaria   donde   comenzaron   nuestras   prácticas   sexuales. Recuerdo que fue en el colegio donde tuve mi primer deseo sexual con ella. Nos dejamos de ver muchos años, yo me casé con un abogado muy prestigiado y ella hizo lo mismo con un hombre que conoció en el extranjero.

  Pasaron los años y ahora estamos frente a frente en la oficina de la directora del colegio, donde nuestros hijos estudian al parecer en el mismo grado. El citatorio que mi hija trajo a casa decía que tendríamos una platica con la directora por actos indebidos dentro de las instalaciones, yo intuía que podría ser que la vieron copiar en algún examen o tal vez una pelea, mi hija es de carácter fuerte, pero cuando comenzó hablar la directora me di cuenta que el problema fue que el hijo de mi amor de juventud y mi hija estaban realizando aquellas prácticas amorosas que yo tenía con su madre. Ambas fingimos estar molestas por aquellos actos, pero en nuestra mente volvimos a recordar nuestras proezas en la biblioteca y los jardines, donde nos escondíamos para tener nuestros encuentros. Carmen salió de la oficina ofreciéndome una disculpa por los actos que cometió su hijo con mi hija, yo sé que fue un giño porque nunca nadie sabría lo que vivimos en aquellos días de juventud. 


Gabriela Santamaría Santiago

Gabriela Santamaría Santiago

Gabriela Santamaría Santiago (México). Licenciada en Educación egresada de la Escuela Normal Superior de México. Profesora de Educación Básica en la SEP. Siempre interesada en la promoción de la lectura y en los movimientos contraculturales de los jóvenes, en la música y en el aprendizaje de los niños y adolescentes. Actualmente se desarrolla como profesora de lengua y literatura.

Algunos de sus cuentos y reseñas aparecen en la revista “Horizontum” y en la revista     “La sirena varada”. Colaboró también en la revista “Literae” y “Letra en Movimiento”. Recientemente en la revista “Los Heraldos Negros” y en el blog “Pálido punto de luz” (educación). Participó con uno de sus cuentos en la antología erótica “La fiereza de lo amado” 2018. Editora de la Revista Literaria Anestesia.