Es un día soleado en el centro histórico de la CDMX. Concertamos nuestra cita para la presente entrevista en un estudio de arte privado que alberga un edificio ubicado en el número 3 de la calle Mesones, un edificio de los años 60, aproximadamente, que no es propiamente de estilo art decó, pero que conserva alguna que otra reminiscencia en su sólida estructura, característica que Eduardo detecta a la primera impresión de su llegada. Como buen arquitecto, advierte la bien lograda estética y distribución del edificio y del estudio, conversamos un poco sobre esta privilegiada esquina de centro, que sorpresivamente es muy tranquila en comparación con el resto de esta parte de la ciudad. La plática del edificio y, a manera de introducción de la entrevista, la plática nos lleva a mencionar los fabulosos edificios diseñados por el arquitecto Juan Segura: Edificio Ermita, Edificio San Jorge… y nos adentramos a unos de sus álbumes fotográficos: el que guarda imágenes de construcciones Art decó en la Ciudad de México.
J. Platícanos un poco del grupo de ilustradores y comiqueros al que perteneciste: El Desván
E. Tenemos un grupo. No sé si ubicas a Beff, Beff es el más exitoso, está teniendo mucho éxito desde hace unos diez años; cuando hicimos el grupo este, Beff era un menor de edad, debió haber tenido 16 años, yo tenía 18 y era un grupo padrísimo porque era de puros chavos intelectuales, eran tiempos donde no había internet y no podías fácilmente informarte de las cosas del cómic, casi todas esas cosas venían de Europa y de Estados Unidos y era muy difícil hacerte de información buena y éstos cuates se reunían los sábados y eran unas enciclopedias cada uno, había gente muy interesante como Eric, hijo de List Arzuvide, unos de los exponentes del movimiento estridentista del siglo XX, entonces, yo, cuando conocí a Eric, me llevaba a su casa y era la casa de una familia artística. Otro miembro de este grupo era Pepe Rojo, quien actualmente es el director del CUT del Tijuana y yo, que era un poquito como la oveja negra, todos ellos eran como chavos muy bien, muy bien portaditos, su refresquito y sus galletitas y yo ya traía otras inquietudes. Ese grupo se reunía cada sábado y eran unos expertos, unas enciclopedias en cómic, en arte y todo, hasta que dijimos: “pues vamos a hacer algo, ¿no?”, y ya había un antecedente que era Bronca, la revista Bronca, yo no colaboré ahí porque yo era un niño cuando salía Bronca , pero teníamos que hacer algo parecido y se nos hizo; en ese tiempo hacer una revista era prácticamente imposible o muy difícil pero, moviéndose, lograron encontrar una editorial y era raro porque esta editorial estaba financiada por el nieto de Venustiano Carranza, entonces, fue como encontrar una pepita de oro porque era gente con dinero que estaba dispuesta financiarnos la revista.
J. ¿Cómo se llamaba esa editorial?
E. Parte de Editorial Herrero, que era una editorial muy fuerte para libros de escuela, y de esta, se desprendían otras editoriales como Esfera, que era el sello que nos editaba la revista y no lanzaron una revista sino dos: la Revista Milenio, no la Milenio de la cual hicieron el periódico, esos otros, son de Monterrey, esta que te cuento, es la primera revista Mileno de los 90, que después cambió a Viceversa. La otra revista era Gólem, dos revistas hermanas, grandotas y muy lujosas. Milenio triunfó y Gólem fracasó por las peleas internas. Estábamos cocinando la revista, no sabíamos ni cómo se iba a llamar; los que la conformábamos éramos todos muy chavos y todos de clase media para arriba, (creo que yo era el más jodido). Por otro lado, estaban los del Gallito, ellos eran como de clase media para abajo y cuando nos juntamos los dos grupos, como que hubo un encontronazo de clase: ellos eran rojillos, odiaban a Estados Unidos, les encantaba la Unión Soviética y cuando nos juntamos, pues hubo un desencuentro muy claro pero la verdad es que todos ellos tenían más talento, ahí estaba Quintero, ahí estaba Peláez, Clement y todos ellos son grandes exponentes del cómic mexicano actualmente. Entonces, hubo un desencuentro pero ellos traían más armado el asunto y propusieron el nombre de El Gólem y a todos nos encantó el nombre y lo que significaba porque el Gólem es como un Frankenstein pero de la cultura judía, o sea, estas son leyendas viejísimas, tan viejas como la Biblia. Un rabino que era muy sabio, hace con barro un monstruo y le pone unas letras y unos poemas en la frente. En el momento en que completaba el poema, el Gólem cobraba vida. Y pues, la revista terminó llamándose así y, de alguna manera, les robamos el nombre a estos cuates. Ellos se fueron, como no hubo ningún entendimiento, aquellos se fueron con sus ideas rojillas y años después, fundaron el Gallito inglés y tuvo mucho éxito, lanzaron, por lo menos, unos treinta números, duró muchos años y todo. Entonces, nosotros nos quedamos con su nombre y se lanzó la revista Gólem: bien impresa, gigantesca, hermosísima pero duró sólo tres números. Eric Lizt se quedó de director, subdirector: Pepe Rojo y diseñador: Nacho Peón. Nacho y Pepe hicieron equipo contra Erick y pues, si tu equipo se divide no puedes hacer nada y todo eso terminó con el proyecto. Ellos también demostraron que no eran tan creativos a la hora de dibujar y para esto ya empezaban a circular otras revistas como Moho y yo la encontré en el Chopo y me encantó. Los primeros números de Moho, que es la revista de Guillermo Fadanelli, eran geniales, muy en la onda del Dadaísmo, lo absurdo, cosas raras… y a mí me gustó y llamé al número que aparecía en la revista, lo marqué y me contestó la familia de Neif Yeya, ellos me pusieron en contacto con Fadanelli y nos hicimos amigos desde la primera vez. Después, él mismo me invitó a colaborar en su periódico A sangre fría, que era un periódico de amarillismo, inventado todo por nosotros, era ficción amarillista y también me invitó a colaborar en su revista Moho, que era una revista de literatura, mayormente de literatura y, cuando yo entro, me daban páginas enteras para ilustrarlas.
J. Tú, como arquitecto de profesión, ¿consideras que esta disciplina te inspiró para desarrollar tu talento artístico? O ¿elegiste esa carrera para complementar las habilidades en el dibujo que ya tenías?
E. Sí, siempre la tuve contemplada. Yo me formé sólo desde niño y desde niño, yo quería ser artista pero, por consejo de mi padre, elegí la carrera de Arquitectura y cuando entre a la Facultad, me encantó, es increíble carrera, empecé a tener buenas calificaciones, empecé a colaborar con los maestros y empecé a ejercer aun siendo estudiante y eso era muy estimulante. Me convertí en el jefe de taller de la empresa donde estaba y empezamos a tener algunos éxitos. Trabajé nueve años en eso y de repente, ¡Pum!, ganamos un concurso a nivel nacional y el premio consistió en cuatro millones de pesos. Ganamos eso pero el dueño del espacio se volvió loco y no repartió el premio, no quiso soltar nada. Entonces, de un día para otro, les dije: “quédense con la arquitectura, yo sé dibujar” y comencé a tocar puertas con todo lo que había hecho antes, hice una carpeta y comencé a buscar trabajo como ilustrador y se me abrieron, eso fue en el 99.
J. Y, ¿dejaste de ser arquitecto?
E. Sí porque no puedes hacer las dos cosas, al principio me seguían llamado, los primeros años combiné hasta que se impuso el arte.
J. Conozco a algunas personas que estudiaron arquitectura y, al igual que tú, ya tenían una formación artística. Eligieron arquitectura y no les gustó porque comentaban que el arte en esa carrera no era lo que prevalecía. ¿Te sucedió algo parecido?
E. A mí también me pasó lo que comentas, me frustré mucho, al grado de enfermarme en el último año. Si bien la arquitectura es una de las bellas artes, la forma en cómo de ejerce en México es muy poco artística. Si tú ves la ciudad, está llena de construcciones pero hay muy poca arquitectura y cuando estudias y ejerces la carrera, aunque tengas mucho talento artístico, éste se ve interrumpido por el cliente, por el dueño del despacho, por el presupuesto asignado, por la delegación, que te va a pedir una mordida y todas esas cosas son obstáculos para el arte y llega un momento en que te asfixia, quedando el arte sepultado por todos estos factores. Entonces, por todas esas cuestiones, mejor me pasé a donde había arte puro: la ilustración, la pintura, el dibujo.
J. Viendo tu carpeta de trabajo, advertí que la parte de la caricatura es mucho de farándula, ¿verdad?
E. Sí, yo estuve trabajando en Milenio, en el periódico y cuando llegó a la presidencia López Obrador, nos corrieron a todos y me ofrecieron trabajar en la tele. Estuve haciendo televisión desde el 2018 y teníamos un programa los viernes a las ocho de la noche, era un programa de variedades e invitaban a pura personalidad de la farándula y, mientras los iban entrevistando, yo me ponía junto a las cámaras y los dibujaba sin que ellos se dieran cuenta y, además, les ponía una característica de lo que estaba hablado y cuando terminaba la entrevista, yo llegaba con la caricatura y la energía del programa se elevaba porque ellos recibían un regalo muy chistoso, terminando todo en una fiesta.
J. Oye: Y, ¿También haces caricatura política?
E. También tengo. El periódico Milenio lo dirigía Carlos Marín y él no es alguien que propicie el arte, es un enemigo del arte. Por otro lado, de todo lo que yo hago, hacer cartón político es para mí, lo más difícil, porque tiene que ser actual, tú no puedes usar la noticia de ayer, tú tienes que usar la noticia que está candente hoy, además, tienes que ser punzante, le tienes que pegar a alguien, además tiene que ser chistoso y tiene que estar bien dibujado y todas esas cosas son muy difíciles de lograr, te puedes pasar ocho horas pensando en una idea, entonces, a pesar de todas esas dificultades, yo ya tenía mi cartón y llegaba con Carlos Marín y me decía: “no, no va”, y yo, la verdad, soy bravo y le decía: “usted será el mejor periodista de México pero no es cartonista y yo sí, entonces, el cartón va.” Hasta que, después de varias veces así, me dijo que era mi último cartón político, entonces, yo seguí haciendo ilustraciones pero cartón político ya no porque chocaba con Marín.
J. En mucho de tu trabajo de caricatura y cómic, imprimes tu postura y crítica hacia la política y al régimen de gobierno pero en tu pintura no, en la pintura abordas otros temas muy distintos: retrato, paisaje, naturaleza… ¿Por qué es esto?
E. Yo, ahorita soy muy crítico del gobierno pero también lo he sido con los anteriores porque ninguno ha sido bueno, el gobierno actual está lleno de priístas y yo nunca los he querido, nunca voté por ellos y nunca voy a votar por el PRI, nunca voy a votar por el PAN, entonces, siempre me ha tocado estar en contra. Tengo amigos que siempre criticaron y ahorita son unos aplaudidores y yo no, yo siempre voy a criticar porque al gobierno se le critica, la mejor forma de apoyar a un gobierno es criticándolo, no aplaudiéndole, si le aplaudes lo corrompes, así pienso yo. En la pintura abordo temas distintos porque estoy viviendo de eso y lo que hago son encargos y además porque son caminos diferentes. A la pintura, yo sí la tengo en una estima muy diferente, sobre todo el óleo que es algo como mágico y quiero que mi pintura sea lo más bonita posible, esa sí, no la contamino con nada, ahí pongo lo mejor de mí.
J. Viendo tu álbum de carteles, me llamó mucho la atención el hecho de que utilizas muchos elementos simbólicos, lo que los vuelve muy enigmáticos y misteriosos.
E. A mí siempre me interesó mucho el arte. Desde niño, yo siempre estuve rodeado de arte pero sentía que algo me faltaba y entonces, en el 96, en mi viaje anual a Oaxaca, nos asaltaron en el autobús que un amigo y yo tomamos para la playa: pusieron piedras en el camino, detuvieron el camión y lo empezaron a balacear y estuvimos a punto de morir. Mi amigo y yo íbamos dormidos y en eso empezó el asalto y todos comenzaron a gritar. Yo oía las voces de los asaltantes y, en lugar de estar gritando o chillando, yo, sin quererlo, estaba súper sereno, con una paz increíble que yo nunca había sentido. Yo era ateo pero en ese momento me sentí en comunicación con Dios, rezando para que no me mataran y milagrosamente me salvé, no me mataron y no mataron a nadie, llegó la patrulla de caminos, nos liberaron y en ese momento, empezó a amanecer, siendo éste, un amanecer increíble, fue el mejor amanecer de mi vida y bueno, continuamos con nuestro camino: llegamos a la playa pero todo fue diferente y cuando terminamos nuestras vacaciones en la playa, le dije a mi amigo que nos fuéramos a Huautla a comer hongos y fuimos. Entonces, después de haber vivido una experiencia cercana a la muerte y luego comer hongos, pues todo se me recableó y fue que a partir del 96 y hasta el 2010, que empecé a meterle a la mística, a ver qué onda con las religiones y con el misticismo: rosacruces, cuarto camino, budismo, zoroastrismo, pasé por todo, conozco todo, tuve maestros, enterré maestros; cuando entierras a tu maestro, su conocimiento se transfiere a ti. Tuve muchos maestros pero el último fue el más importante, un místico irlandés. Aparentemente él tuvo como una especie de despertar, una iluminación, no sé cómo llamarlo, cuando dejas de ser una persona ordinaria y te empiezas a fijar en otras cosas, él tuvo eso y se le notaba, él era un imán, tenía mucho conocimiento y lo más importante para mí era que, su manera de enseñar misticismo era a través del arte, a través de los cuadros, por ejemplo de Miguel Ángel, enseñaba la simbología, entonces, para mí fue muy importante encontrar en una sola persona arte y misticismo, las dos cosas que yo estaba buscando en la vida, las tenía él. Cuando él murió, aquí en la Ciudad de México, me di cuenta que era el momento de dejar de ser alumno, pasarse al frente y empezar a ser el maestro, dando conferencias en muchas partes del país. Mis conferencias se llamaban misticismo en el arte.
J. Y, entonces, estos carteles que haces, ¿Son encargos? O ¿Tú quisiste hacerlos por ti y para ti?
E. Sí, muchos son para mi grupo, para los eventos que organiza Fadanelli o Servín o René Velázquez. La mayoría de estos carteles los hice para mí, y quise imprimir en ellos algunas de estas ideas místicas pero de una manera no muy explícita.
J. ¿Cuál fue la forma en la que entraste a trabajas al periódico Milenio?
E. Lo que me abrió las puertas a ese periódico fue el misticismo. Yo dejé la arquitectura de un día para otro y empecé a tocar puertas buscando trabajo como ilustrador y una de esas puertas fue la del periódico Milenio. En ese entonces, Mileno era una revista, la segunda revista Milenio. Era el año de 1999 y ellos tenían planeado que la revista se convirtiera en periódico a partir del año 2000 y estaban buscando personal para que colaborara en este nuevo periódico, yo entré dos meses y Milenio se convirtió en uno de mis clientes como ilustrador independiente, publicando un cartón cada martes. Yo compraba este periódico cada martes y un día me fijé que pusieron un anuncio donde solicitaban un ilustrador de planta. Entonces, armé mi carpeta sin saber photoshop ni ilustrator, que era lo que pedían. Llegué a postularme y resulta que los jefes de diseño les dijeron a los otros ilustradores que ellos se iban a encargar de elegir al nuevo ilustrador. El día que yo llegué me entrevistó un chavo y cuando vio mi carpeta de ilustraciones, se detuvo en una ilustración del Rey del póker, al cual le puse otros elementos por ahí. A este chavo le llamó mucho la atención y me preguntó por todos estos símbolos. Después de que terminé de contarle todo que significaba aquella ilustración, fue con los otros ilustradores y les dijo que yo tenía que ser a quien contrataran. Ya después me puse al corriente para aprender photoshop e ilustrator pero aun sabiendo estas nuevas herramientas, en Milenio no me querían, decían que mi estilo era muy retro y muy caricaturezco. Los catorce años que estuve en Milenio, siempre me di cuenta que los editores no me querían.
J. Entonces, cuando te contrataron como ilustrador de planta, ¿ya ilustrabas más secciones del periódico?
E. Sí, ya me encargaban ilustraciones para todas las secciones: para cultura, para negocios, para nota roja. Como ilustrador, tienes que ser capaz de ilustrar todas las secciones y yo sí le entro a todo, hasta a arquitectura y, en ese sentido, tenía ventajas con mis compañeros porque casi todos mis compañeros eran diseñadores gráficos y estaban menos preparados, no eran tan versátiles.
J. Otra de tus facetas es la de dibujante pero muchos de tus dibujos parecen grabado, por los achurados tan gruesos.
E. Sí, mi estilo es así y los hago así porque son ejercicios que yo mismo me ponía a investigar y a hacer a falta de ir a la escuela a que me enseñaran eso pero todo lo que hago, trato de hacerlo bien a manera que no se vea como un boceto, sino que se vea terminado.
J. ¿Para esta parte del dibujo, haz utilizado o utilizas modelos vivos?
E. Sí lo he hecho pero casi no. Me gusta trabajar en solitario y como uno de los temas que más me ha interesado es el de la figura humana, pues domino la anatomía humana desde siempre. Por ejemplo, me ha tocado hacer storyboards para cine, donde tienes que imaginarte a todos los personajes y dibujarlos en todas las actitudes y posturas posibles. Lo primero que hago al dibujar la figura humana es dibujar primero los esqueletos y luego los relleno. También, siempre me ha gustado mucho trabajar la perspectiva, ninguno de mis dibujos es plano, todo tiene mucho volumen y perspectiva y la perspectiva te da impacto.
J. ¿Te ha interesado inmiscuirte en el grabado?
E. Sí pero como implica tener un maestro, tener un tórculo, tener solventes, la verdad es que no le he entrado porque pienso que el dibujo te resuelve todo eso. Me ha tocado exponer donde exponen puros grabadores y yo y la gente, cuando llega a mi lugar y ve mis dibujos, no sabe si son grabados o si son dibujos y son dibujos únicos.
J. ¿Das clases de dibujo, cómic o pintura?
E. Sí, doy clases de óleo. Empecé a dar clases de pintura a mis compañeros que junto conmigo, éramos alumnos de mi maestro que te conté. Cuando él murió, yo les propuse darles clases de pintura y nos reuníamos para eso, yo les prestaba los materiales y en ese momento descubrí que puedo dar clases de pintura al óleo. Ultimamente me llaman las mamás para que les dé clases particulares a sus hijos.
J. Entonces, en este momento ¿estás dedicado de lleno a la pintura?
R. Sí, a la pintura y a la caricatura. De hecho, voy a estar en la Feria del libro haciendo caricaturas a las personas, me dedico a hacer caricaturas a la gente así, teniéndolos de frente. Me contratan hasta en bodas, llego a una boda, están todos los invitados y cada uno de los invitados se va sentando frente a mí y cada uno se lleva su caricatura.
J. ¿En cuántos minutos haces una caricatura?
E. Como en menos de tres minutos. Está difícil porque no hay margen de error, dibujo las caricaturas con el plumón, directo al papel y esa facilidad me la dio la televisión porque la tele que hacíamos era en vivo y no podías equivocarte.
J. Y ese programa de televisión ¿por qué terminó?
E. Por la pandemia y no sólo terminó el programa, todo el canal tronó, el canal de Cadena H, el canal 77, se fue a la quiebra completito.
J. ¿Cómo fue que colaboraste en la revista Nitro?
E. La revista Nitro es de Mauricio Bares, él la hizo con su esposa, con Lidia Barajas, Bares que es editor y escritor y Lidia Barajas que es diseñadora y Nitro es el proyecto de ellos dos y al principio, él me invitó a colaborar como ilustrador y yo les hacía las contraportadas como por el año 98 o 99. Tuvieron mucho éxito porque son dibujos loquísimos. Ahora la revista Nitro dejó de ser revista y ya es editorial muy exitosa y Mauricio ya no quiere saber nada de los viejos amigos, ya hizo su bolita por otro lado y tiene mucho éxito y pues no lo culpo pero pues sí es muy mal amigo.
J. Para tu próxima exposición en la Galería RAB, ¿ya tienes seleccionada la obra que se exhibirá?
E. Sí, Jaime Mtz. Aguilar hizo la propuesta museográfica de utilizar cada uno de los muros para montar mis obras por técnica: un muro para óleos, uno para dibujos de arquitectura, otro para retratos del mundo subterráneo, otro para lo erótico, etcétera.
J. ¿Estará a la venta tu obra?
E. Sí, todo, a un precio muy accesible porque yo prefiero que mi trabajo termine en otras casas y no en la mía.
J. ¿Cuánto tiempo va a estar la exposición?
E. Todo lo que resta del mes de octubre.
J. ¿Te gustan las ratas?
E. No, en general. Y menos, las del gobierno. Por algo representan al robo. Me gustan los felinos y las aves voladoras.
J. Muchas gracias, Eduardo por concedernos tu tiempo para realizar esta entrevista para la Revista de Arte Boticario. Te agradecemos Jaime, Oswaldo, yo y todo el equipo que conforma RAB.
E. Al contrario, yo también estoy muy agradecido por esta entrevista y por el espacio de la Galería RAB para albergar mi próxima exposición.
Arquitecto de profesión, ilustrador por convicción, dibujante de nacimiento y enamorado de la pintura, Eduardo Salgado Nader recorre la Ciudad de México con un fuerte historial de creación dibujística detrás de él. Personajes famosos, personajes del submundo mexicano, pinturas y carteles por encargo, portadas y contraportadas de diversos medios de información impresa, dibujos orgánicos, salidos de su imaginación, es algo de la obra de este versátil artista que forma parte de toda una generación de exponentes del arte contemporáneo en México. Dejamos sus redes sociales para disfrute del presente lector:
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Jazmín Rangel Evaristo
Estudió Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como Danza Folklórica en la Escuela Nacional de Danza Folklórica del INBA. Experta en el área de humanidades y las artes con más de 15 años de experiencia en actividades de fomento artístico y de gestión cultural en el sector público y privado y como emprendedora independiente. Se ha dedicado a la docencia de disciplinas corporales, en específico de danza folklórica, yoga y expresión corporal. Actualmente colabora en la Revista de Arte Boticario, en la columna de Entrevistas y Ensayos y en la organización de exposiciones temporales en la Galería RAB 63.