Los espacios citadinos (sobre todo los tercermundistas), guardan y ofrecen a la vista atmósferas a menudo difíciles de descifrar, distando mucho de ser uniformes u homogéneos. Sucesos inesperados, escenas que rompen con lo que se entiende como lo “normalizado” (aquella mujer indigente refugiando de la lluvia a su manada de perros dentro de una bolsa gigante de plástico, la pareja que rescata los muebles que otros desechan para llevarlos a su hogar paracaidista, el coche quemado y abandonado a un costado de las vías, las mujeres rescata-tesoros del fondo de las aguas negras…). La rudeza del barrio se sobrevive, se enfrenta, se soporta y se padece pero también (y cada quien a su manera) se vive, se aprende y hasta se disfruta. Las calles: espacios de vulnerabilidad para unos y de refugio para muchos, los barrios: territorios que otorgan identidad pero finalmente y de manera invariable, puntos de encuentros y desencuentros que terminan encerrándonos en el anonimato de esta posmodernidad inaguantable. La mirada que René Velázquez de León posa sobre los paisajes sórdidos de los barrios de la Ciudad de México y la manera en que transmite esta contemplación a través de su fotografía y sus dibujos, han convertido su ejercicio en una “crónica visual del bajo mundo”, logrando ver belleza donde otros ven decadencia, seducción donde otros ven apostasía, esperanza donde otros sienten abandono, éxito donde muchos ven el inminente fracaso. Fauna Nociva es el título de su exposición individual donde dibujos y fotografías dialogan y conviven para ofrecernos panoramas urbanos conocidos por muchos pero contemplados por pocos.
J. Estamos presentes René Velázquez de León y yo en la Galería RAB para hacer esta entrevista para el número 20 de la Revista de Arte Boticario. La Galería RAB también será el recinto que albergará la próxima exposición individual de René, la cual lleva por título: Fauna Nociva, de la que hablaremos al final de este texto.
He podido observar que son muchos los quehaceres artísticos y culturales a los cuáles te dedicas y que se desprenden de tu profesión, que es el diseño gráfico, como la ilustración, el dibujo, la fotografía… Cuéntanos cómo es que te dedicas a tantas cosas.
R. Hago fotografía y dibujo, principalmente. He hecho dibujo toda mi vida pero, de manera más continua, a partir de que abrí mi perfil de instagram, que es @erre.zero y publicarlos ahí, desde unos tres años para acá. Fotografía tengo mucho más tiempo haciendo; no soy fotógrafo profesional como tal, hago más bien esto que le llaman “street photography”, hago fotografía de calle, que es la que me gusta.
J. Puede advertirse que tu trabajo dibujístico es muy parecido a las imágenes que fotografías. Al respecto, ¿tu trabajo de fotográfico precede al del dibujo?
Mi búsqueda estética es a partir de la calle, a partir de observar el barrio y de entender de dónde vengo y quién soy; yo he hecho algunas fotos, por ejemplo, de hace unos ocho o diez años, hice una serie de fotografías sobre cines porno, por ejemplo, no sólo de esta parte de la ciudad, también fui a meterme al cine Venus, al cine Teresa, en el caso de la colonia Tacuba, fui al cine Mitla, que ya no existe, de hecho muchos de estos cines ya no existen, quedan uno o dos por ahí pero me interesaba y siempre me llamó la atención las circunstancias porque al final, siempre se trata de encontrar la belleza en estos espacios, que en teoría no la hay porque todos estos lugares son sórdidos, son muy duros y, en ese sentido, soy como un entomólogo, me gusta ir a observar e ir a ver quiénes son esos insectos, digamos, con lo mejor que yo pienso de los insectos. De caminar por la calle viene también la reflexión, entonces, yo creo que podría decir que la fotografía la uso como una manera de reflejar o de proyectar o de encontrar un espejo de lo que soy, en ese sentido y trato de ser fiel.
J. Platícanos de qué se trata tu próxima exposición: Fauna Nociva
R. La colección de mi exposición se llama Fauna Nociva porque es diseccionar o revisar o investigar quiénes son estos seres y los lugares que habitan y a la vez, también, encontrar que puede haber un ojo estético, una visión de belleza en eso y es un poco lo que me gusta es buscar y encontrar dónde existe vida y cómo se reproduce esa vida, por eso, en ese sentido es como un trabajo científico: estar viendo y estar analizando y trato que mi fotografía sea eso y lo complemento ahora con el trabajo que he hecho de dibujo. Mi dibujo es… …se podría decir que es la inauguración racional de todas esas cosas que vi. Son dibujos e incluso, algunos son pensamientos más elaborados, algunos son como pequeños poemas, algunas reflexiones ideológicas, políticas, filosóficas sobre eso, entonces, digamos que de eso se compone esta exposición. Esta exposición de fauna nociva es esta pequeña parte creadora más personal, una pequeña muestra de los que yo soy como René Velázquez de León, que no está involucrado con un esquema productivo de serialización de la imagen, como es una editorial, aunque sea una editorial independiente, entonces, esta exposición es un paisaje general de lo que yo pienso en términos estéticos.
J. También has incursionado en el ámbito de la escritura, con tu libro: Altar Tacuba, donde abordas el tema de la crónica urbana. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
R. Precisamente editamos mi libro con Producciones el Salario del Miedo hace unos cuatro años, que se llama Altar Tacuba y este libro refleja justo, esta circunstancia del barrio, de la calle. Tacuba es lo que yo reconozco como mi barrio, como mi esencia, porque yo vivo en Azcapotzalco, que está a un lado de Tacuba, es decir, vivo en la frontera, en la colonia San Álvaro, San Álvaro es la colonia que amortigua la parte dura de Tacuba con Clavería, que es una colonia “nice” o una de las colonias nice junto con la Nueva Santa María. San Álvaro es el colchón antes de llegar a la parte oscura y dura de Tacuba. Yo entendí que lo importante está en las cosas más simples y más sencillas y esas cosas yo las he encontrado al transitar la calle, caminando por el barrio. Descubrir los lugares de la calle a mí siempre me ha encantado y también siempre me ha gustado mucho caminar. Siempre meterme en las calles de cualquier barrio y de donde sea, ha sido para mí, uno de mis mayores goces, digamos, entonces, todo mi quehacer viene de ahí. El libro es una combinación entre micro relatos y fotografía. Yo tengo la idea de que yo tengo un punto de vista nostálgico y el libro es así: nostálgico e introspectivo. Hay un micro relato donde voy caminando y al mismo tiempo estoy reflexionando sobre la muerte de mi padre y hay veces que combino incluso sueños, como el que se trata de que yo entro a la tienda de mi abuela, que yo nunca conocí, juego con esta circunstancia de realidad, sueño, crónica, es un libro muy etéreo, donde hay un juego gráfico con lo textual, relacionar la imagen con el texto. Mi vena artística es encontrar esas sensaciones que están a flor de piel y a partir de las cuales luego reflexionamos.
J. ¿De qué manera se contrapone o se complementa (según sea el caso) tus diversos quehaceres artísticos y culturales con tu profesión de diseñador gráfico?
R. Yo tengo cincuenta y ocho años, soy de 1963 y he hecho mucho trabajo pero realmente, la mayoría de mi trabajo está en el campo del diseño, del diseño gráfico y del diseño editorial… … que también tengo pensado hacer una exposición que reúna mi trabajo de diseño pero eso es algo un poco más elaborado porque hay que pensar un poco más y hay que plantear cronológicamente una circunstancia de lo que yo he hecho principalmente acerca del “underground” o la contracultura en México, esta pequeña parte de la historia que a mí me ha tocado vivir desde el noventa y uno para acá.
Yo empecé, junto con otras personas, la Revista A sangre Fría, la Revista Nitro, empecé a participar con Guillermo Fadanelli en Editorial Moho, con Juan Manuel Servín en Producciones el Salario del Miedo y he participado en varias publicaciones editoriales como colaborador, haciendo dibujo, redactando textos y haciendo portadas y diseños de libros, principalmente, al menos, más de cincuenta, pero eso, digamos que es otra historia, esta parte del diseño que yo la considero como una parte complementaria de mi trabajo profesional, como creador gráfico y, a la vez, junto con el hecho de desarrollar esta labor gráfica. Por otro lado, yo me he preguntado el por qué el artista gráfico no puede escribir, en mi caso y sí es un conflicto interno fuerte porque tú tienes que tener como la valentía y las ganas de querer hacerlo, entonces, al final, sí quería expresar cosas que no puedes expresar de una o de otra manera y lo llegué a entender leyendo biografías de personas y de artistas y entender un poco que uno asume ciertas cosas pero al final creo que el arte hace uso de ciertas herramientas para proyectar o para generar conceptos, ideas y uno trata de agarrar esas herramientas sean cuales sean.
J. El ejercicio fotográfico y dibujístico ¿Surgió en ti a partir de un gusto particular o se deriva de tu profesión como diseñador gráfico?
R. Soy un revalorador del diseño gráfico porque el diseño gráfico es subvalorado, nos ven como técnicos, como maquiladores de la imagen y que no aportamos ideas y en cierto sentido es cierto pero tiene que ver con la circunstancia social, política y económica pero un diseñador gráfico es también un artista, igual que ahora está esta polémica de los rótulos en la Alcaldía Cuauhtémoc, no, también son arte y la decisión que toma una persona al estudiar diseño gráfico es estética, entonces, en ese sentido, quiero decir que no veo separado mi trabajo de fotografía y de dibujo de la labor del diseño, ya que todos estos son diferentes aspectos, diferentes plataformas pero que al final sí tienen que ver con lo mismo y uno se vuelve un artista todo terreno y yo tomo elementos de lo que puedo, en ese sentido, yo soy muy disperso, es decir, yo nunca me he especializado en una cosa, de hecho mi trabajo dista mucho de ser perfeccionista y hasta podría decir que mi trabajo resulta ser muy mazacotudo, en el sentido de que me gusta lo tosco, digamos. Hago mis dibujos muy rápido, no me gusta tardarme mucho y esto es así porque quiero que mis dibujos plasmen ideas muy rápidas, por eso me gusta también la fotografía, porque, tanto el dibujo como la fotografía los puedo ver en el momento.
Yo empecé mi carrera haciendo animación por computadora y nunca me “encontré” haciéndolo, por eso, profesionalmente, hago cosas de señalización y letreros. En ese sentido, me gusta ser independiente y hacer cosas para buscar esta independencia, como por ejemplo, haber trabajado en Editorial Moho o en Producciones El Salario de Miedo, ambos, son escritores: Guillermo Fadanelli y Servín, pues son independientes y me han dejado trabajar, he trabajado muchas ideas con ellos y peleamos un poco lo mismo: no creemos en el éxito, más bien le apostamos al fracaso, como una visión potencial creativa, en el sentido en el que en el momento en el que tú te asumes así, se abre tu camino y no tienes que cumplir con nadie, puedes hacer lo que se te pegue la gana y en ese sentido, puedes tener la independencia que tú estás buscando y apostamos a proyectos que van de la mano con lo que nosotros creemos que la sociedad está viviendo y tratamos de ir a contracorriente de lo que se está manejando, el “mainstreem” o lo que está de moda, nuestros libros son libros que vienen de unas editoriales ya de los noventa para acá, nos tocó una etapa de transición muy fuerte. Yo por ejemplo, empecé a hacer diseño en formato analógico y me tocó la transición a digital, la transición un poco de la muerte de muchos de los medios impresos hacia lo electrónico pero seguimos siendo gente que seguimos anclados en el papel, creemos en el libro, creemos en la cultura del impreso, de la gráfica, etcétera.
J. ¿Cómo empezaste a colaborar en la Revista Producciones el Salario del Miedo?
R. En el 91 empecé a trabajar en un despacho, junto con otros amigos, habíamos puesto un negocio, yo hacía diseño y mis amigos hacían cosas de informática y Juan Manuel Servín entró a trabajar ahí pero él se dedicaba a labores administrativas y bueno, nos conocimos, empezamos a platicar y él me invitó al proyecto de A Sangre fría que era una especie como de fanzín en formato tabloide y ya jugábamos en aquel entonces de todo manejarlo de una manera sarcástica y satírica de lo que estaba pasando, éramos los inventores de las fake knews porque todo lo que ahí venía era falso, era un periódico que traía noticias pero todas eran falsas y chacoteras y las mezclábamos con cuentos, crónicas… de ahí yo conocí a mucha de la banda de la escena contracultural de México: a los de la Revista Generación, no sé a muchísimas personas y con el devenir del tiempo, a escritores, ilustradores, fotógrafos, que espero que varios de ellos vengan a la inauguración.
J. Tu discurso deambula entre lo técnico y lo artístico. ¿Qué piensas acerca del arte?
R. El arte está para preguntar, no para responder, el espectador es el que en todo caso, contestará en función de su realidad; el artista o el creador lo único que hace el plantear y a partir de ahí se debe generar ese diálogo pero el artista nunca responde nada.
J. Pues ha sido una entrevista muy concisa, muy precisa y al mismo tiempo muy profunda y todo el equipo de la Revista de Arte Boticario agradecemos mucho el tiempo que te tomaste para realizarla.
R. Al contrario, muchas gracias a la Revista de Arte Boticario, gracias a ti, gracias a Jaime Mtz. Aguilar y a la Galería RAB 63 por el espacio y por todo el apoyo que me ha dado. Yo espero que les guste la exposición y que nos podamos divertir.
J. Claro que sí, aquí estaremos, nos vemos próximamente.
R. Hasta luego.
CDMX, 2022
René Velázquez de León
Ciudad de México (1963). Egresado de la carrera de diseño de la comunicación gráfica (UAM-Azcapotzalco 1982-1986). Diseñador, escritor y artista gráfico. Trabajó para Televisa (1986-1989) como diseñador de animación por computadora. Desde 1991 participa en proyectos de cultura alternativa: A Sangre fría, Nitro/Press, Editorial Moho, Producciones El Salario del Miedo y otros. Revalora la estética de la ciudad y el barrio en su libro Altar Tacuba (Producciones El Salario del Miedo, 2017). En su faceta como dibujante (instagram: erre.zero) cuestiona la normalidad alienante. Microempresario de la publicidad y la señalética. Vive y padece la Ciudad de México.
Jazmín Rangel Evaristo
Estudió Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como Danza Folklórica en la Escuela Nacional de Danza Folklórica del INBA. Experta en el área de humanidades y las artes con más de 15 años de experiencia en actividades de fomento artístico y de gestión cultural en el sector público y privado y como emprendedora independiente. Se ha dedicado a la docencia de disciplinas corporales, en específico de danza folklórica, yoga y expresión corporal. Actualmente colabora en la Revista de Arte Boticario, en la columna de Entrevistas y Ensayos y en la organización de exposiciones temporales en la Galería RAB 63.