Entrevista a Óscar Vallejo, artista plástico

Por: Jazmín Rangel Evaristo

Es enero de 2022. No puede decirse que sea un momento post pandémico porque el virus sigue, la enfermedad social persiste en el ambiente, llegó para quedarse. Las actividades individuales, los gustos, los intereses, los planes y proyectos tienen que seguir, la vida tiene que continuar su curso.
Absurdo sería detener nuestra vida, nuestro amor por miedo, por indecisión, por cobardía, por pereza. En este tiempo en el que la humanidad padece los males que ella misma se ocasionó, no hay momento para dudar, se tiene que ir por todo porque no se sabe qué va a suceder el día de mañana, la vida misma puede desaparecer de un momento a otro. La Revista de Arte Boticario y la Galería RAB son una muestra de esta persistencia, de esta determinación de seguir existiendo, siendo, actuando, creando a pesar del mal tiempo. La presente entrevista al artista plástico Óscar Vallejo también pone como ejemplo la importancia de insistir en hacer aquello que nos define como individuos, eso significa salvarse uno mismo y, de esta forma, salvar una parte de esta humanidad que se dirige poco a poco a su decadencia.

J. Hola, Óscar Vallejo. Estamos en las instalaciones de la Galería RAB, realizando esta entrevista para el siguiente número 19 de la Revista de Arte Boticario. La primera pregunta que quiero hacerte es: ¿Por qué te gusta dibujar? 

O. Es complicado caracterizar siempre lo que a uno le gusta pero, digamos que, a mí, lo que más me da el dibujo, es una manera de entenderme con el mundo, de relacionarme con él. Soy muy visual y el dibujo me permite, no sólo verlo como el fin, como pensar en el dibujo terminado, sino en el hecho de dibujar, en el dibujar como acto y creo que ahí, muchas cosas se me van arreglando: reflexiones sobre cosas que van sucediendo que me permiten aclarar un poco. No quiero definirlo como terapia sino que es un instrumento que me ha permitido entenderme con el mundo porque sí soy muy visual. Por ejemplo, cuando estaba estudiando, yo tomaba apuntes de las clases y al mismo tiempo, me la pasaba dibujando. Posteriormente, cuando revisaba mis apuntes, ponía atención a los dibujos y recordaba lo que se estaba trabajando en la clase. El dibujo, pues, es una manera de vincularme con el mundo. 

J. Entonces, de manera autodidacta, desde que eras niño, ¿empezaste a dibujar? 

O. Sí, digamos que siempre he tenido ganas de dibujar, más ganas, que talento. Sí, desde niño, rayaba lo que fuera y ya, terminando la secundaria, me metí a una carrera técnica de diseño y ahí sí pulí un poco mi dibujo, que al final se convirtió en un ejercicio de ilustración. Posteriormente, me separo del dibujo un rato, un largo rato y hasta finales del 2009, me meto a un taller de dibujo de San Carlos que fue donde te conocí a ti.

J. ¿Ah, sí?

O. Sí, si no me equivoco, en esa época tu posabas allí, entonces, yo, de ahí te ubico… …y ese dibujo me ayudó a fácilmente resolver las broncas que implica dibujar al modelo y pues cambié mi dibujo esquemático y me fui por un dibujo mucho más gestual, más expresivo.

J. Leí en tu sitio en internet que no te gustó estar estudiar en la ENAP (ahora FAD)

O. No me gustó estar en la ENAP.

J. ¿Qué ocurrió?, ¿Qué pasó ahí? 

O. Es complicado. Después de esta carrera técnica que te comento, ingresé al CCH Vallejo y ahí me tocó la huelga de 1999-2000, estando en cuarto semestre y yo tenía una postura marcadamente izquierdoza y era muy activo. Antes de la huelga, me interesaba entrar a la ENAP pero a la carrera de diseño, pero ya durante la huelga, me apegué mucho más a lo social, entonces, me interesé por la carrera de artes visuales por lo que implicaba: entender la postura del artista frente a los fenómenos sociales. Cuando se acaba la huelga, me voy a la ENAP con pase automático pero me doy cuenta que la escuela estaba muy dividida: había maestros marcadamente de izquierda y los que evidentemente tenían un pensamiento conservador o de derecha y a mí me tocó la suerte de estar en casi todas las clases con estos últimos profesores, a quienes todo lo que les oliera a “chairo”, le tiraban hate, por ejemplo había una maestra que decía que si eres pobre, para qué te metías a artes visuales y yo se lo creí hasta que entré en una crisis cuando entré a San Carlos porque sí entendía que, cuando yo a la ENAP, pues eran muchas horas de traslado y además yo tenía que trabajar, entonces, pues a la clase de las siete de la mañana, yo ya llegaba muy tronado. Entonces, la escuela estaba estructurada para que yo dejara de ir, así yo lo leí. Y finalmente, la mayoría de los maestros que me tocaron, querían demostrar en todo momento que el arte es hecho por y para gente “elite”. Me tocó mala suerte porque había otros maestros que eran todo lo contrario. No logré encajar en la escuela, ni yo en ella ni ella en mí. Cuando estuve en San Carlos, ya a mis 29 o 30 años, me fue muy fácil retomar y apropiarme de la práctica del dibujo, incluso fue allí donde comencé a descubrir la pintura: empezaron a importarme temas como el color, la textura, la composición y una serie de situaciones que no tienen que ver precisamente con el dibujo. Entonces, tardé un rato en asumirlo, como unos tres años y, ya cuando me di cuenta, fue cuando quise asumirme como pintor. 

J. Tengo entendido que has incursionado en diferentes técnicas del arte plástico y visual: ilustración, dibujo, grabado y pintura. ¿Con cuál de todas ellas te gusta definirte?

O. Estoy muy seguro que quiero evitar la sobre identificación, pero creo que el diseño sigue estando muy presente en mi vida, incluso mis pinturas son pensadas desde el diseño: hay una limpieza visual, hay personajes muy nítidos y tienen composiciones como para un cartel y creo que eso me sigue persiguiendo, sigue estando presente dentro de mi capacidad constructiva. Entonces, sí, creo que sigo siendo diseñador, además porque en el lapso que no estuve dibujando, estuve diseñando, para algunas organizaciones sociales y cosas así. Entonces, decir que sólo soy pintor, significaría omitir esa parte, de que las piezas las pienso mucho como un diseño, aunque ahora, lo que más hago, en términos visuales, es pintura. 

J. Estamos en la Galería RAB, viendo tu montaje para la inauguración que se llevará a cabo el día de mañana de tu exposición individual: “Viceral” y sí se puede dar una lectura contestataria a tus cuadros, son paisajes urbanos que describen una realizada social que refleja la injusticia social creada por la desigualdad socioeconómica, así como escenas decadentes y escabrosas, provocadas por este fenómeno de infamia que se vive en México y en todos los países del tercer mundo. 

O. Sí, de hecho, cuando entré a San Carlos me pasó algo muy curioso porque un amigo me consiguió una entrevista con la directora del CCH Vallejo para empezar a dar un taller allí de dibujo y pintura y ahí también se me salía lo izquierdozo. Hubo un boom en el momento en que hubo un ataque porril dirigido a la banda de azcapo en Ciudad Universitaria. Bueno, pues mis alumnos y yo ganamos una asamblea y eso nos permitió realizar un mural de ese acontecimiento en un edificio del CCH. Eso generó un estallido en términos de aceptación de las acciones que se estaban llevando a cabo en el taller de dibujo y pintura. Así es como a mí me sigue gustando el hecho de conciliar el arte con las posturas políticas que quiero defender. También hicimos una tanqueta de tamaño real para la conmemoración de los 50 años de la matanza de estudiantes en Tlatelolco y estuvo presente en esa marcha. 

J. ¿Tienes obras o series anteriores donde se vea una preponderancia de la corriente política que tú sigues?

O. Sí pero casi no pinto por series. Uno de mis más grandes problemas como pintor, es que no produzco series, entonces eso me genera complicaciones para entrar al mercado del arte. Lo que hago es que suelo darle vueltas a una sola idea y la aterrizo hasta que estoy seguro que vale la pena pintarla. Las otras ideas, en lugar de pintarlas, las fui desechando para llegar a una sola. Hay por ahí una pintura que es un perro que se enfrenta a un policía, le dicen el perro anarquista, en Grecia y ahí está marcadamente este pensamiento de izquierda. También hice un mural de Zapata en el CCH. 

J. Este cuadro del perro, ¿cómo se llama?

O. Se llama Resistiré

Resistiré Óleo/tela 100 x 100 cm 2018 c/p

J. ¿Cuánto tiempo, después de la huelga, pasó para que tú comenzaras a dar clases en el CCH Vallejo?

O. Casi diez años. En ese entonces, el profesor de la clase de dibujo y pintura acababa de renunciar. En realidad, yo iba para que me contrataran de freelance, como diseñador, para hacerle los carteles de difusión al CCH pero se me ocurrió incluir mis dibujos y pinturas en mi carpeta y, al momento de la entrevista, me propusieron aceptar el lugar de ese maestro que ya se había retirado y pues acepté y eso se volvió parte central de mi vida, ya que me mantuvo activo en esta disciplina de la pintura y me aseguraba un ingreso económico fijo.  Y sí, me encontré con gente que conocí en la huelga, imagínate, después de diez años, las mismas  personas seguían ahí, tanto profesores, como activistas que se quedaron como una especie de fósiles, como atrapados en aquel tiempo, sin más visión que la que llegaron a tener en sus tiempos de juventud y sin concretar sus posturas revolucionarias en otros proyectos, sino sólo ahí, siguiendo con esas ideas de activismo estudiantil. 

J. ¿Crees que el hecho de dar clases, de convertirte en profesor, también ha contribuido a tu formación como artista plástico?

O. Sí, una cosa que me ayuda mucho es sobre todo cuando les pides un tema, que trabajen retrato, por ejemplo, yo jamás pondría mi rubrica en sus trabajos pero tienes que ayudarles a resolverlo, tienes que pensar qué debe de llevar, qué le está fallando y cómo puede resolverlo. Siento que esa abstracción me ayuda mucho para complementar mi quehacer pictórico, además como luego hay momentos muy vitales en mi taller, eso no sólo me contagia, sino que también me forma. 

J. Muchos de tus alumnos del CCH ¿se trasladan a tu taller, El que no mancha no avanza

O. Sí, es casi un paso natural. Cuando ellos entran al CCH, el taller se llena, entran como 60 personas pero al final de los tres años, quedan una o dos personas de todas esas que entraron y esas personas, o ya frecuentaron el taller o lo conocen de manera paralela a su ingreso y estancia en la FAD (antes ENAP).

J. ¿Desde cuándo creaste el Taller El que no mancha no avanza?

O. Lo inicié en 2016, surgió dentro de las instalaciones del CCH pero el problema que teníamos era que no teníamos salón propio y a veces nos asignaban salones muy pequeños y no cabíamos o luego, de plano no había salones, así que trabajábamos al aire libre, entonces, eso era un problema, teníamos que buscar un espacio propio. Casualmente, enfrente del CCH, cruzando la Avenida 100 metros, hay un espacio que hizo la alcaldía, un elefante blanco, un espacio gigante que se llama Centro de Arte Bicentenario, como parte de todos los lugares que se crearon en el Bicentenario y me entrevisté con los administradores y llegamos al acuerdo de poder utilizarlo. En un principio era un taller cerrado pero con el tiempo, abrimos el taller a gente externa. 

J. ¿Desde el principio implementaron la práctica de dibujo con modelo?

O. Sí. En Vallejo no porque no se puede debido a la minoría de edad de los estudiantes. Pero en el taller era ya un asunto de obligación, que tenían que ir una vez al mes a una sesión; les vas inculcando la relevancia o la importancia de estar dibujando figura humana, sobre todo porque cuando se dibuja un modelo no vivo y cuando pasan a dibujar al elemento tridimensional, lo puedes seguir y seguir dibujando y con el modelo, pues es un nuevo problema cada nueva pose. Cuando estás enfrente del modelo tú no dispones, tú no dispones la pose, la pose está, y cada cambio de posición por parte del modelo implica un nuevo problema, entonces, si son 30 dibujos tienes 30 problemas y estas enfrentando eso en dos horas o en tres horas, es un mecanismo acelerado del dibujo, además de que implica otras cosas, como el cuerpo, la otredad e, incluso asunto de género, que tiene mucho que ver con el asunto del modelo, también cómo lo abordas, cómo lo enfrentas, cómo lo mencionas cuando haces lo flyers, todas esas cosas, te las permite el hecho de dibujar a otra persona, no te lo permitiría dibujar un peluche. 

J. En tu taller, ¿haces pintura de figura humana? 

O. Suelo hacer dibujo de la figura humana una vez por semana pero no acostumbro subir esos resultados al instagram y una cosa que me puse como meta es hacer dibujo lineal y también, cada semana, realizo pintura frente a un modelo vivo y hago esta alternancia para relajarme. Como la pintura implica hacer un trabajo más intenso, ocupo la práctica del dibujo para relajarme y a la hora de pintar, no  lo hago en términos lineales, o sea lanzo una mancha, como un tapón de la pura masa. Las poses que los modelos realizan en el taller son de tres horas y como es muy poco el tiempo de estar trabajando, lo que empecé a hacer fue meter más materia para ir corrigiendo errores, fue la materia la que me permitió generar esa corporalidad y poco a poco me sentí cómodo y con chances de usar la pincelada como herramienta discursiva y expresiva. Dibujar con modelo también me permitió aprender que además de pintar al modelo, pintas el hecho, porque el modelo se va “pudriendo” por así decirlo: durante las tres horas que dura la posición que hacen, cambia la pigmentación de su piel, sus manos palidecen, aunque tengan mucha fuerza, se van relajando, las vértebras se van compactando, al respirar se marca una costilla pero no todo el tiempo, se ve cada minuto y tienes que estar muy atento cuando eso pasa. Entonces, pintas un suceso, no pintas una fotografía. 

J. A partir de esto que me dices, ¿Cómo defines esta relación entre un modelo y el que pinta o dibuja? Te lo pregunto porque, como modelo, he percibido en la mayoría de los dibujantes o pintores que conciben a los modelos como un objeto inanimado por varias circunstancias: no comprenden que, dentro de la acción de mantener una pose estática, sigue habiendo movimiento o no aceptan que hagas propuestas corporales, tratan a los modelos de una forma meramente utilitaria y no se dan cuenta que forman parte activa y elemental de la obra que se está realizando: no se les da el crédito en las fichas técnicas y hasta son reacios a otorgar un pago justo por los servicios que ellos ofrecen.

O. Una definición de que hace Rodin (no la recuerdo con las palabras exactas) es que hay cosas que él hizo porque se le ocurrieron en una sesión. Siento que el modelo te genera pretextos y también ideas. Me ha pasado que muchas poses que hago en mis cuadros, las vi en una sesión. Entonces, siento que es una relación dialéctica que te nutre, te forma. Dibujar con modelo vivo es un asunto anárquico porque llegas sin saber qué vas a pintar o qué vas a dibujar porque no gobiernas la pose. Yo sí me he acostumbrado al hecho de enfrentarme a la situación de no saber qué voy a dibujar porque eso lo determina el modelo en las sesiones; depende la sesión, en mi taller hay mucha sinergia, por ejemplo, hay veces que el modelo sí te pregunta mucho acerca de si la pose que está realizando está bien o mal o hay modelos que no proponen y que se la pasan todo el tiempo acostados, entonces ahí sí, les comento que cambien la pose o que sean más dinámicos pero en general no me gusta incidir mucho en su trabajo porque me interesa estar sometido a su propuesta y eso es parte de mi trabajo. Hay veces que sí tengo muy claro lo que quiero: el lugar en donde quiero que modelen, una pose en específico, etcétera. Y también tengo modelos muy cercanos, que su asistencia a mi taller es muy regular, son personas con las que he hecho clic y con ellos tengo muy claro lo que quiero trabajar, ahí sí hay un poco más de determinación porque yo ya me acomodé con ese modelo, ya no existe solamente un diálogo entre el modelo y yo, sino que se traspasa una barrera hasta lograr una complicidad. 

J. ¿Tomas fotografías de referencia para terminar las pinturas que haces durante las tres horas de sesión frente a modelo?

O. No porque siento que la fotografía no capta la potencia de estar frente al modelo en vivo y a todo color. La fotografía sigue siendo mono focal, entonces, una serie de cosas que tú logras ver en el modelo, la fotografía no te lo permite. Hay incluso comentarios de personas en el taller que dicen: “es que la modelo de está moviendo” y yo les digo: “pues no es una escultura, al final, la pintura es tuya, tú eres el autor de la pintura”. Si quitas ese elemento con una foto, se restringe ese fenómeno de tener al modelo vivo enfrente de ti, el asunto se empobrece demasiado. Entonces, ya decidí que lo que hago con modelo “Alla prima”, si lo voy a retocar, va a ser completamente en vivo y cuatro o cinco días después y de memoria, cuando el empaste ya hubiera secado. 

J. Platícanos brevemente algo acerca de tu exposición Visceral que inauguraremos el día de mañana aquí en la Galería RAB.

O. Siempre he tenido la idea de que la pintura es una herramienta de reflexión y lo que me interesa con esa reflexión es confrontar al espectador, generar un espacio de debate y siempre me ha interesado sostener este lenguaje que es en el que me siento cómodo porque me permite crecer y entender el mundo, como lo que me pasa con el dibujo. Yo no pensaba exponer, no estaba buscando una exposición individual en este momento pero Jaime Martínez me invitó y pensé: si ese debate está muy marcado pues vamos a curarlo por ahí. Quité lo más sutil de mi obra y confronté todo aquello que habla sobre la violencia, sobre la crudeza de la sociedad. 

J. ¿Cuáles son tus proyectos personales a desarrollar en este año 2022?

O. Quiero preparar una exposición individual, una serie que yo creo que me llevará todo el año y tengo una serie que se lama El pop apesta, y la quiero retomar para esta nueva exposición y quiero, espero poder regresar a dar clases al CCH Vallejo, ya sea en modelo presencial o híbrido y que esto permita que el taller El que no mancha no avanza siga existiendo porque en este momento estamos decidiendo si seguimos y qué perfil le damos. También quiero organizar dos o tres exposiciones de los trabajos que se hacen en el taller. 

J. Muchas gracias por darnos la oportunidad de entrevistarte para la Revista de Arte Boticario, te deseamos todo el éxito, no sólo en la inauguración de tu exposición sino para todos tus proyectos y para toda tu trayectoria profesional y artística.

O. Gracias por la invitación y gracias por darte el tiempo para realizar esta entrevista.

CDMX, 2022


Jazmín Rangel Evaristo

Jazmín Rangel Evaristo

Estudió Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como Danza Folklórica en la Escuela Nacional de Danza Folklórica del INBA. Experta en el área de humanidades y las artes con más de 15 años de experiencia en actividades de fomento artístico y de gestión cultural en el sector público y privado y como emprendedora independiente. Se ha dedicado a la docencia de disciplinas corporales, en específico de danza folklórica, yoga y expresión corporal. Actualmente colabora en la Revista de Arte Boticario, en la columna de Entrevistas y Ensayos y en la organización de exposiciones temporales en la Galería RAB 63.